Hasta hoy de poco ha servido la existencia de la Primera Dama, Juliana Awada, en la Casa Rosada. Aquella fatídica lectura en la Usina del Arte frente a Michelle Obama puso en blanco sobre negro lo que esta mujer puede y no puede hacer. Si bien, a partir de alli, intentó mostrarse en la Revista Caras con algunos pobres en Santiago del Estero, el grueso de su acción social tiene que ver con su autopromoción como modelo para Vogue Mejico y Vogue España, no logrando llegar a la tapa de esta última. El modo de justificar esa participación como ‘modelo’ ha sido la de que, en dichas ocasiones, iba a modelar prendas de diseño nacional. Este no fue el caso de Vogue España y si fue el caso de Vogue Méjico en donde sorprendió luciendo una prenda de su cuñada. Si entendemos la promoción en una revista internacional como un ‘beneficio’ para la marca promocionada, Juliana Awada usó la investidura presidencial para beneficiar a un familiar.
Asimismo, se la ha visto luciendo prendas de la marca del Oso Panda Albino Tinelliano. Me refiero a Mica Tinelli y su marca Ginebra, creada en el 2012 con Romina Pigretti y Luciano Abitboul. Esta marca cuenta, además, de con el financiamiento de su padre con el aparto promocional y de ‘mafia del amor’ que ser hija de quien es, significa. Además, Juliana Awada es amiga de Romina Pigretti y parece seguir beneficiando a familiares y amigos en sus apariciones publicas. Es como si tuviera que ver con su circulo personal y no con la industria nacional. Si la primera dama piensa usarse como modelo para el diseño local tiene que sistematizar el modo en el que la selección de sus prendas ocurre. Situaciones como la del 6 de enero en el que la marca publicó en Facebook una foto de Awada vestida con un short y una camisa: ‘Nuestra bella amiga Ju by Ginebra en la Patagonia’, sencillamente no puede ocurrir.
Digo esto porque además, Ginebra es una marca que ha participado varias veces de la sección de PLAGIOS de este blog. Sin ir más lejos, venimos de detectar un plagio a Gucci en su zapatería. Ni hablar de los precios prohibitivos que una marca como Ginebra pretende imponer en base a este tipo de ‘asociaciones’ y ‘mafias del amor’. En la industria del lujo, en la que Ginebra no participa necesariamente en base a invención y calidad, el status se impone con el precio. Esta estrategia astuta pero, sin fundamento, es respaldada por una irresponsable Primera Dama que genera la sensacion de que ese tipo de productos ameritan tan elevado precio. Una de las diferencias entre el Primer Mundo y la Argentina es la calidad. En Argentina se pagan los mismos precios que en Europa por una calidad infinitivamente peor. La gente paga estos precios por dos razones. En primer lugar, estan cautivos en este paramo al final del mundo sin posibilidad de acceder a esos mercados y en segundo lugar, tienen la cabeza lavada por medios de comunicacion chupamedias de Tinelli y, lo que es shockeante, por la irresponsabilidad de una Primera Dama que quiere ser modelo pero se equivoca en el objeto a promocionar. J A T
LA CAÑECHAT DEL NOVELISTA HISTÉRICO
loveartnotpeople